Decir que la industria cinematográfica no vive su mejor momento no es descubrir el santo grial,pero es volver a comprobar la decadencia de este arte,palabra que cuesta pronunciar o escribir en noches como esta,sobre todo para asociarla con el esperpento con el cual mis sentidos han sido castigados.
La cinta en cuestión es "Blancanieves y la leyenda del cazador",versión de nuevo cuño de este clásico inmortal,en el que jovencitas endiosadas y masculinidad a lo "Mujeres,Hombres y Viceversa" o "¿Quien quiere casarse con mi hijo?" hacen de estas dos horas un infumable popurrit de escenas vacias de contenido,diálogos que ensalzan hasta a la saga de American Pie,unos efectos ridículos que han hecho grande al mismísimo Jar Jar Bings y al ídolo infantil de los ochenta "Pumuky".
Todo esto crea un film plano,con la única tensión de esperar verle un pecho a Charlize Theron,la cual que decir,que por mucho que el espejito de los cojones diga lo que diga,jamás dejará de ser la más hermosa del reino.
Lo peor de todo es que el resto de la cartelera no mejoraba la elección de película.Ya sabemos que el verano no es tiempo de cine,a no ser que seas niñ@ o padre/madre,o como algun@s especímenes extraordinarios que encontramos en estos tiempos tan oscuros en los que vivimos que no corren la misma suerte que los que nos juntamos en este blog al no tener ni una sóla neurona viva.
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